Hola amigos, he abierto este, mi primer blog, para expresar mi opinión sobre el aborto, un tema candente de la actualidad y sobre el que, continuamente, se habla y escribe con opiniones muy diversas, la mayoría sin fundamento.

Mi intención es abrir aquí un debate libre y razonado al respecto que ayude a clarificar ideas, a pensar sobre un tema del que opinamos muy a la ligera.

He desarrollado mi opinión como base para dicho debate y me gustaría que interviniera todo aquel que tenga algo que decir sobre el tema o no esté de acuerdo con lo aquí expresado.

Sería ideal que nos libráramos de condicionantes ideológicos y lo afrontáramos con la mayor racionalidad. Es lo que yo he intentado hacer.

II. ABORTO: UN CRIMEN BIEN VISTO

Aborto, una palabra usada muy a la ligera por colectivos que esgrimen el eslogan de las libertades y los derechos, ¡qué contradicción!: ¿cuándo el asesinato se ha convertido en un derecho?, ¿cuándo el asesinato es abanderado de la libertad?

La palabra aborto siempre tuvo connotaciones negativas: lo último que quería oir una mujer, una madre, era que tenía o iba a tener un aborto, que perdía el fruto de sus entrañas, a su hijo. Más allá de su madre, un aborto era causa de aflicción y una desgracia para la familia. ¿Cuándo, cómo se produjo esa peligrosa desviación por la que este pasó de ser uno de los peores males a ser un derecho fundamental para la libertad del individuo?, ¿cómo es posible que cuente con tanto apoyo popular?

La respuesta se puede dividir en dos:

La primera parte de la respuesta a ambas cuestiones se nos presenta desde las instituciones del Estado (cuyo primer deber es velar por la vida de sus ciudadanos) cuando nos bombardean con opiniones favorables al mismo, cuando continuamente se banaliza sobre él, cuando nos hacen creer que el ser contrario al aborto es ser contrario a la independencia, libertad e igualdad de la mujer, cuando se ataca sin respiro a cualquier voz o grupo que proclama su disconformidad y, por último, cuando de todo esto se hacen eco la mayoría de los medios de comunicación amplificando y desarrollando esas premisas hasta que son captadas por el subconsciente de la gente y ya no se dude sobre la certeza de las mismas. Cuando todo ello se realiza de forma eficiente utilizando toda la maquinaria del Estado con los recursos que se precisen, se fabrica una conciencia favorable al hecho que, al tiempo, desprecia cualquier divergencia u oposición por muy fundamentada que esté. Hemos creado una conciencia nueva y realizado una "obra maestra" de la manipulación.

La segunda parte de la respuesta es más sencilla: la ignorancia; ignorancia de saber lo que realmente es un aborto, ignorancia de no querer saber más. Hay quien piensa que es poco más que una regla y cuando indagan se sorprenden de conocer la verdad. Creo que no se puede debatir ni opinar sobre el aborto sin antes haber visionado un vídeo de uno. Desde aquí invito a todo el mundo a que lo haga antes de crearse una falsa opinión sobre el mismo. Una vez visionado se impone una reflexión interna para contrastar lo visto con la propia opinión (y las premisas sobre las que se basa). Sólo entonces se está en condiciones de debatir y sostener una u otra postura con pleno conocimiento.

Vamos al tema de libertades y derechos: para mí la libertad y el derecho a decidir sobre la propia persona e, incluso sobre la propia vida o muerte, es básico y sólo le pongo el límite del momento en el que, en el ejercicio de dichas libertades y derechos, se pueden lesionar o impedir los de otra persona.

Ya dejé claro en mi anterior entrada que el narcituro, feto, zigoto o como se le quiera llamar es un niño desde el mismo momento de su concepción y expliqué el porqué de esa postura. Ahora bien, hay quien piensa que, el feto, siendo un ser vivo y humano, es una parte más de la mujer, como un diente, un dedo, un brazo, un pie, etc y que por tanto puede hacer y disponer de él como le plazca. Es muy fácil demostrar que esto no es así: basta con extraer un cromosoma de distintas partes del cuerpo de la mujer y compararlos para comprobar que son idénticos, todos ellos tienen la misma estructura genética. El problema se plantea cuando se extrae un cromosoma del feto y se compara también con el de la madre, ¡sorpresa!, ¡no son idénticos!, ¿qué a pasado?, muy sencillo: desde el mismo momento de la concepción, el óvulo (hasta entonces idéntico genéticamente a la madre y parte de ella), se fusiona con el espermatozoide del hombre y forman una nueva célula, un nuevo ser que vive de la madre pero que no es la madre puesto que no comparte su estructura genética, un ser que vive en la madre pero con una vida independiente, un ser que necesita y depende de la madre en cuanto a protección y alimentación para subsistir pero que crece y vive de forma independiente al crecimiento y a la vida de su madre. En conclusión: existen dos personas diferentes que utilizan y necesitan el mismo cuerpo, si una de ellas no quiere compartirlo, ¿qué hacemos?, ¿matamos a la otra por voluntad de la primera? Eso sería un asesinato aplicando la definición exacta del término. No queda otra que compartir ese cuerpo puesto que, en este caso, el derecho y la libertad de decidir sobre el propio cuerpo es contrario al derecho y a la libertad de la vida de la otra persona y, siempre, el derecho a la vida es más importante, de mayor jerarquía, que cualquier otro.

La clave está, como comenté en la anterior entrada, en no dejar que pase porque si hay algo que es indiscutible es el derecho y la libertad (yo también diría: obligación) de la mujer para poner medios y evitar un embarazo no deseado. Obligación que hay que extender al hombre.

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